Ir al contenido principal

NIEVE Y ALUDES: FALSAS CREENCIAS



Como todos los inviernos, nos acercamos a la montaña mirando las laderas de nieve por el rabillo del ojo... A veces, el deseo de sentirnos seguros en la nieve nos puede hacer confiar en comentarios que quizá hemos oído alguna vez, y que no siempre son ciertos.

Existen multitud de falsas creencias relacionadas con la nieve y los aludes.

Conozcamos algunas de ellas:







Los aludes se desencadenan de manera espontánea y la desgracia ocurre cuando alguien se encuentra en su trayectoria. En realidad, la mayor parte de los aludes son provocados por el ser humano (accidentales).




Cuando hace mucho frío no se producen aludes. Un frío intenso tras una nevada no permite la estabilización del manto nivoso como lo haría una temperatura más suave.




No hay peligro si la capa de nieve es fina. No tiene porqué ser necesariamente así. Una gruesa capa de nieve recién caída acompañada de unas temperaturas suaves puede estabilizarse más y mejor que una capa fina acompañada de frío intenso.




Los bosques protegen de los aludes. En realidad, aquellos bosques capaces de ofrecer esta protección deben ser tan tupidos que sería imposible esquiar por ellos. Aunque no es tan frecuente como en otros terrenos, un alud se puede desencadenar en un bosque.


Las huellas de esquís y animales son una garantía de seguridad. Los animales también son sorprendidos por los aludes. Aún así, la presión que ejercen sobre el manto nivoso es diferente. La huella de un esquiador anterior tampoco es fiable, a no ser que encontremos una ladera donde sea imposible realizar un descenso por terreno virgen debido a la existencia de multitud de huellas.



Un terreno irregular impide que se desencadene un alud. Esta creencia sólo es válida para mantos nivosos sobre terrenos desnudos. Cuando existen capas de nieve anteriores, la capa más superficial puede ser inestable.




Los aludes no ocurren en pequeñas laderas. Un alud, por pequeño que sea, es capaz de sepultar a una persona.



Después de dos o tres días tras la última nevada, el el manto nivoso es capaz de aguantar cualquier cosa. Lo único que disminuye en este período de tiempo es la probabilidad de que se desencadene un alud espontáneo. Una capa de nieve reciente puede cohesionarse en dos o tres días. Cosa diferente es si esta capa se anclará a la que tiene debajo.


Una pendiente donde nunca se ha observado un alud, es una pendiente segura. Todas las pendientes son susceptibles de ser avalanchosas. Las más peligrosas no son las de mayor grado de inclinación. El mayor número de aludes se desencadenan en pendientes entre 30º y 45º. 




“Experto, ándate con cuidado. El alud no sabe que eres un experto”. (A.Roch)





Fuente:
MUNTER, W. (2007) “3x3 AVALANCHAS”. Desnivel ediciones. Madrid.




Comentarios

Entradas populares de este blog

DESHIDRATACIÓN EN MONTAÑA

El agua garantiza el buen funcionamiento de nuestro organismo, pero algunas funciones corporales como respirar, orinar o sudar provocan pérdidas de agua que deben reponerse diariamente. En condiciones normales, el cuerpo debe reponer unos 2 litros de agua diarios. Cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere , es decir, cuando el balance hídrico es negativo , nos deshidratamos . Esta deshidratación puede ir acompañada, o no, de alteraciones en el balance de sales minerales o de electrolitos del cuerpo, especialmente de sodio y potasio. En las actividades en montaña el riesgo de deshidratarse es bastante elevado , debido a una serie de f actores que hacen que sea difícil mantener el EQUILIBRIO HÍDRICO de nuestro cuerpo: Más sobre: altitud - frío - calor   ¿CÓMO SABER CUÁL ES NUESTRO GRADO DE DESHIDRATACIÓN? Existen muchas formas, pero la más práctica es a través de la observación del color de nuestra orina .  Como se advierte al f...

LO QUE NOS CUENTAN LAS ROCAS: EL FLYSCH DE ZUMAIA

LAS FUERZAS TECTÓNICAS En ocasiones, las rocas sedimentarias pasan de estar en la posición en la que se formaron (más o menos horizontal) a romperse, arrugarse o plegarse debido a las fuerzas que ejercen las placas de la superficie terrestre cuando interactúan entre sí. Cuando estas capas de roca basculan por fuerzas compresivas, como en el caso del choque entre la placa Ibérica y la Euroasiática, pueden llegar a quedar en vertical, elevarse desde el fondo oceánico y dejarse erosionar por las olas, para que nosotros podamos interpretarlas tomando el sol, un baño o incluso un txakoli desde la playa de Itzurun. Así ocurre en el Biotopo de la Costa Vasca que nos ocupa, donde las capas más antiguas, con una datación de 105 millones de años, se sitúan en la zona de Deba y, las más nuevas, de 50 millones de años, en la zona de Getaria. Estas capas son como las páginas de un libro que nos cuenta la historia de nuestro planeta desde el Cretácico hasta el Terciar...

SALGAMOS DE LA CIUDAD

Este es el relato de un proceso.  El relato del ser urbano . Mumford no se equivocaba cuando describía la ciudad del siglo XIX como un lugar insalubre, contaminado, confuso, estresante, anónimo, superficial, artificial… en oposición a la naturaleza , evocación del paraíso perdido, organismo estable, equilibrado, puro. Salgamos de la ciudad. Volvamos a lo natural. Volvamos al lugar del que nunca debimos salir, un lugar auténtico , donde las personas pueden desarrollarse con arreglo a lo que es natural en ellas. Entonces, salimos a lo natural . Lo natural en oposición a lo urbano . Sin reglas – las reglas son para la ciudad – libres por fin. La ciudad normaliza y regula, el Poder ejerce prácticas biopolíticas (Amin y Thrift, 2002:28), segrega, convierte al ciudadano en “persona promedio” (Wirth, 2005:10). El ser urbano negocia los términos de su práctica sensitiva en el orden de la ciudad. Salgamos de la ciudad. Opongámonos a las normas de la ciudad, seamos honestos , juguemos li...