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MONTAÑA CON NIÑOS: 3 ERRORES Y 10 RECOMENDACIONES


Los deportes de montaña son aficiones que tienen multitud de beneficios para la etapa de la infancia y la adolescencia. Ejercicio físico, socialización, hábitos saludables, contacto con la naturaleza...que duda cabe.

No lo estropeemos:




-Si te gusta la montaña es normal que quieras que a tus hijos/as también les guste, pero puedes caer en el error de que sea PARA HOY. ¿Quién marca el ritmo? Tu hijo/a, por supuesto. Si lo/a cuelgas de una cuerda y no ha llegado a la primera chapa pero te pide bajar, hazle caso y NO INSISTAS. Mentaliza esta frase: “LO QUE TU DIGAS”. Recuerda que estamos creando HÁBITOS DE OCIO Y TIEMPO LIBRE. ¿No te parece que ya tiene bastantes obligaciones en su vida cotidiana?

No hace falta decir que, si no le gusta la primera vez, habrá que tener paciencia... y respetar sus gustos, claro. Quizá acabe gustándole mas la natación, por ejemplo (¿Podrás superarlo...?).


-Eso implica que tu hijo/a debe EXPERIMENTAR otros deportes además del que te guste a ti. Y cuantos más, mejor, ya que a estas edades lo más importante es que el niño/a reciba el mayor número de estímulos posible, no que se convierta en un mono de feria.


-Si te has propuesto realizar una actividad con tus hijos/as, adapta la actividad a las capacidades de tus hijos/as. Es la única manera de que algún día ellos quieran realizar contigo la ruta que tu estas deseando hacer hoy con ellos.




Planifica la actividad teniendo en cuenta que:


-El interés de tu hijo/a por llegar a un lugar donde hay un buzón, una cruz y muchas piedras es directamente proporcional a su edad.



-El interés de tu hijo /a por ir contigo a donde sea, incluida la montaña, es inversamente proporcional a su edad.


-Sobre todo al principio, tu hijo/a va a tener tantos estímulos a su alrededor que como mucho vas a avanzar a razón de 100 metros por hora.

-Todas las capacidades físicas de tu hijo/a aumentan y se desarrollan progresivamente hasta alcanzar la maduración. De menos a mas. Como no sabes en que punto de su desarrollo está, no lo supongas. Si quieres saber el grado de dureza de la actividad para tu hijo/a, pregúntaselo. Y cree en lo que te dice, claro, aunque tu no estés cansado/a. Te puede resultar útil la Escala de Borg, ya que a veces los niños/as no saben valorar acertadamente cuál es el grado de dureza de lo que están haciendo.

-En los niños/as, la proporción de superficie corporal con respecto a la masa corporal, es mayor. Es decir, tienen proporcionalmente más superficie de piel que los adultos. Eso quiere decir que, si hace frío, el calor tiene más superficie para disiparse, así que las pérdidas de calor son mayores que en los adultos. Abrígalo. Por el contrario, si hace calor, la mayor superficie de piel hace que sea más sensible al calor y a la deshidratación. Protégelo del sol y del calor, y lleva abundante agua.

-Equipa a tu hijo/a. No le mandes a una excursión con botas de jugar al fútbol. Si le compraste unas botas para jugar al fútbol que valen una pasta, ¿Por qué no le compras unas botas para que vaya a la montaña?

-Los niños/as no llevan incorporados filtros solares en sus retinas. Necesitan gafas de sol, como tu. Efectivamente, se les van a quedar pequeñas, al igual que el vestido de comunión.

-Equipa a tu hijo/a para la actividad que va a realizar, ni mas ni menos. Si tienes dudas, pregunta.
-Educa a tu hijo/a en la práctica responsable de la actividad: Que vea que te tomas trabajo en garantizar su seguridad y la tuya propia, que está todo bien organizado, que se puede fiar de ti si vuelve a la montaña contigo, que eres solidario/a con las demás personas y respetuoso/a con la montaña y, sobre todo, que no estás dispuesto/a a tolerar que se salte ninguno de tus principios.


-Nunca pierdas de vista a tu hijo/a.





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